Aprendiendo a entrenar
“Tengo 66 años. Toda mi vida, desde que era muy niño hasta ahora, he sentido pasión por la fuerza y por cualquier actividad relacionada con ella; incluido el culturismo. En un momento determinado fui halterófilo, luego culturista y después “powerlifter”, y diría que fui bueno en las tres cosas, aunque por supuesto mis mejores resultados los conseguí con el powerlifting. Creo que la razón original de este interés mío por la fuerza, fue que ya siendo un chaval me di cuenta de que era más fuerte que la media de los chicos. Me crie en una granja y trabajaba duro aquí y allá, haciendo todas esas cosas que se necesitan en un sitio así y que requieren diferentes tipos de fuerza. Y las hacía incluso mejor que los adultos cuando yo era solo un chico de 12 años. Un día, volviendo de la escuela, me encontré que había unos chavales, mayores que yo, entrenando con un “set” de barra y discos de aquellos que vendía “York”. Les pregunté que si podía probar y se echaron a reír. Me dijeron que sí. Me fijé en ellos, vi lo que querían hacer, agarre la barra y la levanté varías veces por encima de la cabeza. Había poco más de 55 kilos, pero ellos lo intentaban y no podían hacer lo que hacía uno de 12 años. Ese fue mi primer contacto con el levantamiento de peso”.[1]
Esto le contaba Fred Hatfield a Jacob Hiller en una entrevista que éste le hizo para promocionar su “Jump Manual” (https://go.jumpmanual.com/sp-122718c). Ese “pasión por la fuerza” es la mejor definición que se puede hacer de la vida de alguien que buscó mejorar esta cualidad motriz de todos los modos posibles.
“Soviet Power! Speed-Strength Training in Russia” era el título del primer artículo que leí escrito por la pluma de Frederick C. Hatfield. Estaba en el número de diciembre de 1983 de “Muscle & Fitness”, la revista de Joe Weider. Un compañero del gimnasio “Muvia”, José Luis Acha, “El Lewis”, había pasado unos meses en EE.UU. y nos fue dejando las revistas que se había traído de allí. Ésta en concreto me la regaló de tanto como me gustó el artículo de Fred.
Junto al editor en jefe de “Muscle & Fitness”, Bill Reynolds, David Keaggy y un grupo de gente interesados en el entrenamiento de la fuerza, Fred había pasado dos semanas en el “Instituto del Deporte”, en Moscú”, “…atendiendo conferencias ocho horas al día”. En el artículo, además de explicar cuál era el concepto de velocidad/fuerza que se tenía en la Unión Soviética, cómo se medía esta manifestación de la fuerza y cómo se entrenaba, Fred hacía sus adaptaciones para aplicarla tanto al powerlifting como al culturismo. Gracias a lo aprendido allí elaboró el conocido como “Programa Soviético”[2] que circuló por todo el mundo y fue puesto en práctica por multitud de levantadores. También, acompañando al artículo en cuestión, preparó un bloque de precompetición, para sentadilla, que daba miedo de solo verlo.
La carrera como levantador de powerlifting es un tanto especial. Nunca ganó un Campeonato de Estados Unidos en categoría senior, pese a lo cual participó en tres Campeonatos del Mundo IPF. En los tres consiguió el total más alto de su categoría, pero solo tiene dos títulos de campeón del Mundo (y no perdió uno por dar positivo en algún control antidopaje, si eso es lo que está pensando alguien). Y, dejando aparte su enorme contribución al avance del entrenamiento de powerlifting en particular y de la fuerza en general, el reconocimiento le llegó por hacer las sentadillas más pesadas que un levantador ha conseguido en proporción a su peso corporal… conseguidas todas en campeonatos privados que se hacían en Hawái.
Su primera aparición en un Campeonato del Mundo IPF llegó en 1980, en Arlington, en el que finalmente IPF aceptó la participación de dos equipos de EE.UU., si bien los resultados de uno de ellos se homologaban, pero no entraban en la clasificación. Fred Hatfield fue parte de este segundo equipo. Y si Mike Bridges “decidió quedarse con la gente de Larry Pacifico”, parece que la única opción de competir para Fred era entrar con este grupo, ya que en el campeonato nacional organizado por la USPF (el organismo de su país entonces afiliado a IPF) en Madison, blanqueó en peso muerto cuando iba tercero en el subtotal, empatado con Byron Ennis y Jack Sideris (quien también blanqueo) con 532,5 kilos, por detrás de Jerry Jones, 547,5 y Roger Estep, 545[3]. Los 317,5 kilos de salida que puso Hatfield le habrían llevado hasta la cuarta posición, pero hizo nulo. Subió hasta 322,5 kilos, pero tampoco pudo conseguir un válido en los dos intentos que le restaban[4].
En Arlington superó con claridad los 872,5 kilos que le habían servido a Anello para hacerse con el título nacional. Hatfield estableció un nuevo récord mundial en sentadilla, con 375 kilos, lo que unido a los 195 kilos de press de banca y a los 307,5 kilos de peso muerto le dio un total de 877,5 kilos. Con 867,5 kilos el título fue para Anello, otra vez, que superó por 2,5 al sueco Conny Nilsson. A finales de ese mismo año Hatfield participó en el “U.S.Invitational”, una prueba que se organizó en Arizona para intentar establecer nuevos récords. Hizo dos intentos con 380 kilos en sentadilla, pero ninguno dio el resultado esperado.
No volvió a un Campeonato del Mundo IPF hasta 1983. Tampoco, claro está, había ganado ese año los Nacionales de la USPF. Le superó Joe Ladnier por 5 kilos (380-237,5-340 para Ladnier y 397,5-225-330 para Hatfield). Ya había subido a la categoría de 100 kilos. El total de ambos en Suecia, durante el Mundial, fue algo más bajo: 920 kilos para ambos (370-215-335 Hatfield y 357,5-235-327,5 Ladnier), pero el peso corporal más bajo de Fred hizo más efectiva su estrategia de competición. Alguien me contó que Fred le pidió una botella de vino con la que emborrachó a Joe en su propia habitación (me pareció un cuento inverosímil, pero me callaré quien era el propietario de esa botella de vino, que fue el mismo que me contó la historia).
Desde principios de los ochenta se empezó a organizar una competición en Honolulu, cuya denominación oficial creo que era “Hawaii International Powerlifting Championships”, si bien siempre se anunciaba con el nombre de su patrocinador principal. En aquel tiempo ya se promulgó una norma en la que los competidores de la USPF que tomasen parte en pruebas de otras asociaciones/federaciones, que proliferaban como setas en EE.UU. tenían que ser sancionados por IPF:
“…IPF informó a sus miembros que cualquiera que fuera sorprendido participando en una reunión sancionada por el APF sería castigado. En una carta privada de fecha 11 de mayo de 1984, el Secretario de la IPF Arnold Böstrom expuso su posición a Mike Lambert, el influyente editor de la principal revista deportiva Powerlifting USA. Böstrom escribió: Cualquier miembro de la IPF o de la USPF, levantador o funcionario que se encuentre involucrado en esta reunión será suspendido por dos años".[5]
Aparentemente, el “Hawaii International Powerlifting Championships” estaba reconocido por la USPF, con lo que no había problema para los participantes, pero la paradoja de la competición es que recibía el manido nombre de “World Record Breakers”, cuando ninguno de los “récords” mundiales allí conseguidos era homologado por IPF.
“IPF hizo más difícil la vida de los usuarios de drogas creando una nueva regulación en 1982 que requería que todas las solicitudes de récord del mundo fuesen acompañadas de un informe de test de antidopaje negativo, emitido por un laboratorio oficial del Comité Olímpico Internacional”. [6]
Para Fred Hatfield el campeonato de Hawái fue su cita predilecta. Algunos años se limitó a hacer exclusivamente sentadilla. Allí fue donde cimentó su gran leyenda, la del “Doctor Squat”. Fue incrementando sus marcas en cada edición (aunque también blanqueó en alguna) hasta llegar a su primer gran momento, cuando hizo 442,5 kilos (975 libras) el 3 de marzo de 1985. Pesó 117,7 kilos.
“Fred Hatfield llegó con el peso corporal más alto de su vida, pensando en un intento por encima de las 1000 libras en sentadilla. Desafortunadamente, parecía gafado ese día. Habiendo hecho tres repeticiones con 950 [430 kilos] en el entrenamiento, hacer un primer intento con 925 [420 kilos] parecía un inicio cómodo (aunque ya superaba el récord del mundo). Tras sacar la barra con decisión de los soportes, pareció volverse incontrolable cuando Fred fue hacia atrás, dándole solo tiempo a soltar sus manos y ver como caía rozándole los hombros y las pantorrillas. En el segundo intento movió el peso con facilidad, subiendo a 975 libras [442,5 kilos] para el tercero. Subió muy fuerte, pero solo se encendió una luz blanca. El fallo complicó cualquier propósito de hacer un cuarto intento por encima de 1000 libras. Volvió a repetir 975 y lo hizo como si fuese una exhibición. La fuerza estaba ahí, pero la oportunidad se le escapó entre los dedos”. [7]
Una semana más tarde, también en Hawái, en Lahaina, en el llamado “Nissan Invitational”, probó 1008 libras (457,5 kilos) en su tercer intento, pero fue nulo. Hubo de conformarse con las 964 (437,5) del segundo.
En 1986 la competición de Hawái se anunció como “The Budweiser World Record Breakers”. Gus Rethwisch, que había sido el organizador hasta ese año, desapareció de la escena y el nuevo patrocinador cambió el nombre de la prueba.
“Fred Hatfield no consiguió un total en su categoría [de nuevo 125 kilos] debido a un problema con su agarre que le impidió hacer un peso muerto válido, pero ¿a quién le importa? Por fin reventó la barrera de las 1000 libras oficialmente, con unas 1008 libras que fueron sólidas como un demonio”. [8]
Abrió con 432,5 kilos y, tras el válido con 457,5 kilos, saltó a por 477,5 kilos. No hay comentarios al respecto en la crónica de Lambert, pero el levantamiento fue nulo. No hay muchos vídeos de esas competiciones, pero los pocos que pueden verse muestran unas sentadillas cuanto menos dudosas. El propio Fred Hatfield, en la entrevista mencionada al principio con Jacob Hiller, reconocía que “para los estándares actuales, quizá fueron un poco altas”; aunque remachaba que había visto récords con menos profundidad que los suyos.
Su segundo, y último, mundial IPF, esta vez en la categoría de 110 kilos, lo consiguió ese mismo año en La Haya. Su camino se allanó al blanquear Dave Jacoby en sentadilla[9]. Sus 902,5 kilos de total (vía 370-207,5-325) se quedaron lejos del alcance del sueco Samuli Kivi, que fue el subcampeón.
“Habían llegado rumores a la competición diciendo que Fred llevaba un traje de levantamiento, de fibra de carbono, que costaba 1200 dólares, que era el que supuestamente había usado para conseguir sus 1008 libras. Fred se divirtió mucho con eso, aunque hubo serias investigaciones sobre dónde se podía conseguir tal traje”. [10]
A pesar de tan fenomenales marcas, la actuación de Hatfield en La Haya fue un poco decepcionante para muchos aficionados. Era difícil entender (o no) como había conseguido 457,5 kilos pocos meses atrás y ahora, en el campeonato más importante del año, bajaba nada menos que 87,5 kilos; casi un 20% de su récord.
La verdad es que a la mayoría de levantadores estadounidenses les ocurría algo parecido. En Europa se bromeaba con ello. Parecía que había dos tipos de powerlifting: el de EE.UU. y el del resto del mundo. Recuerdo que en Sídney, durante el Mundial Junior y Máster de 1992, el alemán Uwe Liedtke se lo decía riendo a un competidor norteamericano que estaba en su categoría. Éste se deshacía en explicaciones, pero todas sonaban a excusa barata a Liedtke, que reflejaba el sentir de una mayoría.
En ese Campeonato del Mundo en La Haya fue la única vez que coincidí con Fred Hatfield en toda mi trayectoria. Durante el Congreso IPF estuve junto a los componentes de las delegaciones brasileña, peruana y uruguaya. Al lado nuestro estaban Conrad Cotter, el presidente de la USPF, la federación estadounidense afiliada entonces a IPF, y Fred Hatfield. La discusión giraba en torno a los controles antidopaje y a la prohibición para participar en otras organizaciones nacionales diferentes a USPF. Cotter y Hatfield defendían con ardor la postura de su país. La discusión fue tensa. Recuerdo como Hatfield se enfrentaba a todo los contrarios a sus tesis. Cuando el asunto se zanjó, se fue a una de las sillas del fondo, justo al lado de la mía, sacó no sé de dónde una bolsa enorme con pan de molde, se empezó a hacer sándwiches, juraría que se fumó un cigarro… y se durmió allí mismo. No parecía que le afectase nada de lo que estaba ocurriendo a su lado. Otro español, Benjamín Oria, contaba que tras cruzar con él unas palabras en el Mundial de 1987 (Fred iba como entrenador del equipo EE.UU.), que le había parecido muy seguro de sí mismo y hasta un poco cascarrabias. Era la imagen que se empeñaba en transmitir.
En aquella competición compré, en el tenderete de Ricky Crain, como seis o siete libros, entre los que estaba uno de Fred Hatfield: “The Complete Guide to Power Training”. A pesar de los años transcurridos, tengo que decir que todavía me parece el mejor libro sobre entrenamiento de powerlifting que he leído (me encanta “Bench Press More Now”, de Tom McLaughlin, pero trata exclusivamente sobre press de banca). Si ya me había gustado aquel artículo en “Muscle & Fitness”, tras leer “The Complete Guide to Power Training”, no tuve dudas de que Fred Hatfield era el hombre a quien había que seguir para aprender sobre powerlifting.
Entre todos aquellos libros también compré en La Haya mi primer ejemplar de “Powerlifting USA”. Era el número de septiembre de 1986. Había un artículo de Fred Hatfield, “Another Look at Strength”, interesantísimo, pero escrito de modo sencillo y muy bien explicado. A la vuelta a Madrid empecé mi suscripción con la revista de Mike Lambert. Poseo toda la colección completa: 35 años de publicaciones mensuales de la mejor revista de powerlifting que ha habido nunca.
Frederick C. Hatfield nació en Williamstown, Massachusetts, el 21 de octubre de 1942. Se crio en un orfanato en Connecticut, hasta que se graduó en la Escuela Secundaria, en Cromwell, en 1961. Le gustaban todos los deportes y quiso probar cuantos más mejor. Atletismo, fútbol (no el americano, el del resto del mundo, el que allí llaman soccer) y baloncesto fueron a los que más tiempo dedicó. Él contaba que su gran afición por los saltos, y su habilidad para ellos, venía de la práctica del baloncesto de cuando era niño.
Se alistó al “Cuerpo de Marines” de los Estados Unidos, cumpliendo su tiempo en el ejército en la “Oficina de Inteligencia Naval”, en Filipinas. Se licenció con honores en 1964.
A la vuelta del ejército se matriculó en la Universidad Estatal de Connecticut del Sur. En 1969 obtuvo su licenciatura en Ciencias de la Salud y Educación Física. Durante ese tiempo practicó la gimnasia, compitiendo durante tres años consecutivos en los campeonatos nacionales universitarios. Después aceptó una beca de la Universidad de Illinois, donde hizo un Máster en Ciencias Sociales y Deporte. El doctorado lo llevó a cabo en la Universidad de Temple, Filadelfia, donde trabajó como profesor asociado. Obtuvo su grado en Ciencias Sociales del Deporte: psicología, sociología y aprendizaje motor.
Tras pasar por diferentes colegios y universidades, en 1980 decidió involucrarse en el mundo del entrenamiento de fuerza abriendo un centro en Nueva Orleans. Su afán por mejorar le llevó a California, donde se relacionó con el magnate culturista Joe Weider, quien le contrató para trabajar para sus revistas. Se podría decir que fue entonces cuando empezó su carrera como divulgador del entrenamiento.
Los artículos publicados por Fred Hatfield son innumerables. Powerlifting, su enfoque sobre culturismo y fuerza, sin más, son sus grandes especialidades. Su estancia en el “Instituto Lenin”, en Moscú, unido a sus antecedentes deportivos, fue lo que probablemente le condicionó en muchos de sus escritos. Estaba convencido de que la pliometría tenía un lugar en el entrenamiento de powerlifting, tal y como había visto que los soviéticos hacían con la halterofilia, y publicó muchísimo al respecto. Tanto que en 1986, junto a Michael Yessis, escribió “Plyometric Training”, un libro sencillo pero muy interesante.
Y no solo se limitaba a escribir sobre saltos, creía en su efectividad como medio para incrementar las marcas en sentadilla, press de banca y peso muerto. Hatfield creía que una de las posibilidades de alcanzar lo que él denominaba “superfuerza” pasaba por desinhibir el órgano tendinoso de Golgi. Veía en la pliometría una de las vías para conseguirlo. Recomendaba hacer un potente salto vertical antes de hacer peso muerto, agarrar la barra rápidamente y hacer el levantamiento. Y no solo lo recomendaba, lo hacía. Se le puede ver en ello en el vídeo del Campeonato del Mundo de 1983[11].
“Sí, he llegado a hacer un salto vertical de un metro. Jugué baloncesto en el instituto y ya era bueno saltando”. [12]
La justificación que daba me parecía que podía tener un fundamento, pero me parecía un poco arriesgado de llevar a cabo (no había visto sus saltos en competición entonces). Un alumno mío que había leído cosas de Fred me dijo, cuando hablamos de esto, que quería probarlo e hicimos todo un ciclo de entrenamiento saltando antes de hacer el peso muerto. En la competición la cosa no salió muy bien. Si queríamos hacerlo rápido, era muy complicado asegurar el agarre. Con la perspectiva del tiempo se puede ver que uno de los problemas de Hatfield en el peso muerto era el agarre. Quizá los saltos perdían un poco de efectividad por ello.
He ido comprando todos los libros de Fred Hatfield que tanto las circunstancias como mi bolsillo me han permitido. “Power. A Scientific Approach”, publicado en 1989, me parece un libro de rabiosa actualidad pese a los años transcurridos desde que vio la luz. Evidentemente que hay medios mejores en la actualidad y muchos más estudios científicos sobre la fuerza, pero el trabajo de Fred en esa obra, como en otras tantas, es intemporal. El primer libro que le conozco, “Powerlifting. A Scientific Approach” (no confundirlo con el anterior, éste es específico sobre powerlifting), de 1981, ya marca una diferencia con el tipo de libros escritos hasta entonces, como “Inside Powerlifting”, de Terry Todd, “Ten Commandments of Powerlifting”, de Ernie Frantz o “Speaks on Powerlifting”, de John Kuc. Libros suyos sobre culturismo y nutrición, me llegaron gracias al profesor Gustavo Buesa y a Fernando Vallejo. No despertaron en mí el mismo interés que los anteriores, pero también tienen el sello de Hatfield.
En mayo de 2012 Fred Hatfield publicó una foto, que parecía suya, jugando al fútbol. Sorprendido, le escribí preguntándole si lo había practicado. “¡Sí! ¡Es uno de mis deportes favoritos!” me respondió. En la foto aparecía un tipo, con una camiseta de rayas, que aunque estaba saltando para luchar por el balón, en realidad parecía más querer chocar con su rival para molestar que para querer jugar. Me confirmó que era él y que había jugado como delantero. Como portero que yo había sido, pensé que habría sido uno de esos tipos pejigueros que se pasaban el partido dándote la lata.
Fred Hatfield falleció el 14 de mayo de 2017, a los 74 años de edad. Sus mejores marcas fueron esos 457,5 kilos en Sentadilla que fueron su seña de identidad como deportista, 237,5 kilos en Press de Banca, 347,5 kilos en Peso Muerto y 1045 kilos en el Total. En halterofilia llegó hasta 125 kilos en Arrancada, 167,5 kilos en Dos Tiempos y 292,5 kilos en el Total. Está claro que destacó mucho más en el powerlifting que en el levantamiento olímpico, pero por encima de todo nos dejó un legado de conocimientos que perdurará mucho más que cualquier otra hazaña deportiva.
[1] https://www.youtube.com/watch?v=zrgrxZlXMa0
[2] https://es.scribd.com/document/86596084/EL-PROGRAMA-SOVIETICO-DE-FRED-HATFIELD Publiqué este artículo hace ya un buen número de años en alguna web de la que ya no me acuerdo. Ahora me dicen que si quiero leer el artículo ¡Tengo que pagar! Está firmado por mí (aparece con mi nombre en ese enlace), pero no he cobrado nunca por él.
[3] La categoría de 90 kilos (en la que estaba Hatfield) en este Campeonato de EE.UU. estuvo apretadísima. El campeón fue Vince Anello, que era el octavo en el subtotal. Jones terminó segundo y Roger Estep bajó hasta la cuarta posición.
[4] Ese mismo año Hatfield ya había participado en los Nacionales de la A.A.U., donde había sido segundo, con 845 kilos, 12,5 por debajo del campeón Sam Mangialardi, quien solo pudo ser quinto en el durísimo clasificatorio de la USPF
[5] Hunt, Thomas M. & Todd, Jan. Powerlifting Watershed. En Iron Game History, vol. 9, nº3, enero/febrero 2007.
[6] Todd, Jan. Chaos Can Have Gentle Beginnings. En Iron Game History, vol. 8, nº3, mayo/junio 2004.
[7] Lambert, Mike. Spectacular Lifting in Hawaii!!!. En Powerlifting USA, vol. 8, nº 10, mayo 1985.
[8] Lambert, Mike. The Hawaii Meet! En Powerlifting USA, vol. 9, nº 11, junio 1986.
[9] Mi conocido, el de la botella de vino, aseguraba que en esta ocasión Fred le había hecho una guerra psicológica terrible a Dave Jacoby, quien había blanqueado al no poder con tanta presión.
[10] Lambert, Mike. I.P.F. Worlds En Powerlifting USA, vol. 10, nº 6, enero 1986.
[11] https://www.youtube.com/watch?v=pFosYxadFno
[12] Charla con Jacob Hiller